De vez en cuando es bueno soltarse la melena y hacer todo aquello, que aunque sepamos que está mal, nos produce una gran satisfacción. El problema llega cuando el “de vez en cuando” se convierte en vicio, y para ser sinceros, esta adicción es difícil de dejar. Siempre nos dicen que el primer paso es admitirlo, pero, ¿cuál es el segundo?
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